Forbidden Signs: Deafness and Language Socialization in Mexico City
Published online on March 06, 2017
Abstract
Language socialization, the simultaneous process of learning language and culture, occurs spontaneously in most families. However, deaf children born to hearing parents cannot fully access the spoken languages of their families and hearing society. This study provides data illustrating that Mexico's therapeutic approach to language does not constitute language socialization for deaf children; simultaneously, it affirms that signing communities offer sites where deaf people can actively engage in this critical process. Mexican families with deaf children and deaf adults from the same community reflect upon their oralist upbringings and (1) depict the consequences of the therapeutic approach to language for Mexican deaf people and (2) illustrate how strictly oralist approaches did not constitute language socialization, and in fact, served to constrain these processes in ways that often came at a great linguistic, emotional, and educational cost to participants.
La socialización del lenguaje es un proceso simultáneo del aprendizaje del lenguaje y de la cultura, y ocurre espontáneamente en la mayoría de las familias. Sin embargo, los niños sordos que nacen a papás oyentes no pueden acceder completamente a los idiomas hablados de sus familias y de la sociedad oyente. Este studio de investigación proporciona datos que ilustran como el enfoque terapéutico mexicano del lenguaje no es igual a la socialización del lenguaje para los niños sordos. Simultáneamente, afirma que las comunidades donde se utiliza la lengua de señas ofrecen oportunidades y espacios para que gente sorda pueda participar activamente en el proceso crítico de la socialización del lenguaje. Las familias mexicanas con niños sordos y adultos sordos de la misma comunidad reflexionan sobre sus creencias oralistas y (1) representan las consecuencias del enfoque terapéutico del lenguaje para la gente sorda de México e (2) ilustran como un enfoque estrictamente oralista no constituye la socialización del lenguaje, y de hecho, sirve para constreñir estos procesos de tal forma que se producen daños en términos lingüísticos, emocionales, y educacionales para los participantes.