Building More Inclusive Solidarities for Socio‐Environmental Change: Lessons in Resistance from Southern Appalachia
Published online on June 01, 2017
Abstract
It is increasingly recognized that socio‐environmental justice will not be achieved through liberal and cosmopolitical forms of activism alone. Instead, more diverse and inclusive solidarities must be achieved across political ideologies for transformative change. By engaging with one constituency often overlooked by mainstream environmentalists—rural, conservative Americans—we argue for a situated solidarity that can be forged among people whose views of nature, community, and politics differ significantly. This framework rejects totalizing expressions of global ambition that erase important place‐based differences. To explore this ethic, we examine a localized anti‐fracking campaign in western North Carolina to determine how place‐based forms of environmental resistance can be brought in closer connection with the cosmopolitical movement for climate and energy justice. This requires that cosmopolitical movements make room for more customary forms of cultural politics, while conservative movements look beyond their own place‐based struggles to resist mutually experienced forms of oppression.
Es cada día más evidente que la justicia socioambiental no se logrará exclusivamente a través de formas de movilización liberales y cosmopolíticas. De lo contrario, el cambio transformativo requiere de solidaridades diversas e inclusivas que trascienden las ideologías políticas. Basado en nuestra colaboración‐investigación con una población sobrepasado por ambientalistas convencionales—estadounidenses rurales y conservadores—proponemos una “solidaridad localizada” que se puede forjar entre poblaciones con distintos conceptos de naturaleza, comunidad, y política. Este marco rechaza a las expresiones universalizadores que borran de las idiosincrasias producidas por arraigarse en un lugar. Para explorar dicha ética de solidaridad, investigamos una campaña contra el fracking (la fracturación hidráulica) en el oeste de Carolina del Norte, para así determinar como las formas localizadas de resistencia ambiental se pueden acercar a los movimientos cosmopolíticos para la justicia climática y de energía. Concluimos que este acercamiento require que los movimientos cosmopolíticos se abren a distintos costumbres y culturas políticas, mientras que los movimientos conservadores miran más allá de sus luchas locales para resistir opresiones comunes.