This paper explores the entanglement of ideology and materiality in the production of the spaces of 21st century socialism. “Millennium Cities” are currently being constructed for indigenous communities throughout the Ecuadorian Amazon, with revenues derived from petroleum extracted within their territories. As iconic spatial symbols of the “Citizens’ Revolution”, the Millennium Cities would appear to embody “the original accumulation of 21st century socialism”—a utopian state ideology promising the collective appropriation of natural resources without the dispossession of the peasantry. Drawing on extensive field research, we argue that they are better understood as a simulation of urban modernity that is symptomatic of the predominance of ground rent in South American capitalism, and which conceals the violent repression of an autonomous indigenous project of petroleum‐based modernization. The original accumulation of 21st century socialism can therefore be interpreted as a “fantasy of origins”, which functions to reproduce the primitive accumulation of capital. Este artículo explora la relación entre ideología y materialidad en la producción de los espacios del socialismo del siglo veintiuno. Las “Ciudades del Milenio” están siendo construidas para las comunidades indígenas a lo largo de la Amazonía ecuatoriana, con las regalías procedentes del petróleo extraído en sus territorios. Como símbolos espaciales icónicos de la “Revolución Ciudadana”, las Ciudades del Milenio encarnan “la acumulación originaria del socialismo del siglo veintiuno”–una ideología utópica del estado que promete la apropiación colectiva de los recursos naturales sin la desposesión del campesinado. Mediante un extenso trabajo de campo, argumentamos que son entendidas mejor como una simulación de modernidad urbana, que es sintomática de la predominancia de la renta de la tierra en el capitalismo de Sudamérica, y que oculta la violenta represión de un proyecto indígena autónomo de modernización basada en el petróleo. Por ello, la acumulación originaria del socialismo del siglo veintiuno puede ser interpretada como una “fantasía de orígenes”, que funciona para reproducir la acumulación primitiva de capital.